La iluminación que tenga nuestro espacio de trabajo es de gran importancia para el rendimiento de la plantilla. Lógicamente, cuando se distribuyen las luces en una oficina no se hace (al menos solamente) por motivos estéticos, sino que son motivos de salud los que prevalecen a la hora de elegir la distribución luminaria.
Un lugar de trabajo con poca luz dañará la vista, por lo que hay que tener cuidado de tener siempre la suficiente luminiscencia, especialmente cuando hablamos de labores donde hay que manejar documentación o estar manejando un ordenador continuamente. Asimismo, podemos decir que los cambios bruscos de luz pueden ser también peligrosos, ya que el ojo debe adaptarse a la nueva iluminación.